Antes de conquistar Hollywood, Brad Pitt y Jason Priestley vivieron una etapa mucho más terrenal: fueron compañeros de piso en un modesto departamento de dos habitaciones en una zona precaria de Los Ángeles.

Durante una entrevista en el programa Live with Kelly and Mark, el recordado “Brandon” de Sensación de Vivir contó que compartió techo con el futuro ganador del Oscar “por un breve periodo de tiempo” y con otro inquilino, “un completo desastre”.

“Brad no era tan malo, aunque jugábamos a algo bastante asqueroso: competíamos para ver quién aguantaba más sin ducharse”, recordó entre risas Priestley. “Ahora lo pienso y digo: ¡qué asco! Pero Brad siempre ganaba”.

Ambos pasaban días enteros entre fideos ramen, cerveza barata y cigarrillos Marlboro Light, intentando abrirse paso en la industria. Mientras Priestley alcanzaba la fama en 1990 con Sensación de Vivir, Pitt lo hacía un año después con Thelma & Louise, de Ridley Scott.

Pese al tiempo y las distintas trayectorias, el actor canadiense conserva un recuerdo especial de su amigo: “Brad volvió de Missouri una Navidad y nos regaló Biblias con nuestros nombres grabados. Todavía conservo la mía”, confesó.