Britney Spears volvió a hablar públicamente sobre uno de los momentos más difíciles de su vida: el período en el que perdió contacto con sus hijos. En una reciente publicación en Instagram, la cantante de 43 años confesó que su matrimonio con Sam Asghari terminó sintiéndose como “una distracción falsa”, un modo de tapar el dolor que le generaba estar apartada de Sean Preston y Jayden James, fruto de su relación con Kevin Federline.

Spears explicó que los tres años en los que no pudo comunicarse con ellos fueron los más duros que atravesó. “No me dejaban llamarlos ni mandarles mensajes. Recuerdo estar en estado de shock, sobreviviendo entre la negación y muchas lágrimas”, relató. Según sus palabras, la relación con Asghari parecía sostenerla, pero en el fondo no hacía más que distraerla de la ausencia de sus hijos.

La artista también reflexionó sobre su proceso de recuperación: aseguró que está empezando a sentir de nuevo el deseo de vivir, comparando su renovado apetito con el de “un niño que descubre la comida por primera vez”. Sin embargo, reconoció que la casa que tanto disfrutaba también estaba marcada por recuerdos de abusos y traumas.

Spears y Asghari se casaron en junio de 2022, aunque la unión apenas duró un año y dos meses. En agosto de 2023 anunciaron la separación y el divorcio se concretó en mayo de 2024.

Ese mismo mes, coincidiendo con el Día de la Madre, el abogado de Kevin Federline confirmó que Britney pudo volver a hablar por teléfono con sus hijos, quienes desde 2023 viven con su padre en Hawái. Aun así, aclaró que algunos reportes que mencionaban un reencuentro presencial eran erróneos: lo único que sucedió fue una comunicación telefónica.

“Es un buen signo y un paso hacia adelante”, señaló el letrado Mark Vincent Kaplan, aunque advirtió que el camino de reconciliación entre Britney y sus hijos llevará tiempo.