
Moda & Trends | 05/10
Inspiración y vocación
Luana Geraldine: “Me gusta poder ser yo misma y transmitir emociones en la pasarela”
Es artista circense, modelo profesional y cristiana. En sus shows interpreta a la Reina Elsa y realiza un acto con fuego junto a su familia.

Con apenas 21 años, Luana Geraldine Corbalán Sánchez, conocida como Lua, es una de esas jóvenes que viven el arte como una forma de vida. Nació en Del Viso, partido de Pilar, y desde chica encontró su lugar entre los escenarios, los vestuarios y el brillo de las luces. Hoy combina el modelaje profesional con el arte circense y una fuerte convicción espiritual.
“Tengo una performance donde interpreto a la reina Elsa y también un solo con fuego”, cuenta Lua, quien asegura no sentir miedo ni dolor en sus actos. Trabaja junto a su familia en un circo que recorre escuelas públicas y privadas, y dice que el escenario es su lugar natural: “Me siento cómoda, pienso seguir superándome, pero estoy muy interesada en el entretenimiento infantil”.
Su historia en el modelaje empezó a los 14 años, cuando participó de un desfile para exposiciones de 15 años. Fue elegida entre las tres finalistas y ganó una beca de formación profesional, que la llevó a estudiar casi cinco años con Mercedes Ridao y Mercedes Peralta.
Más tarde, se perfeccionó en la escuela de la diseñadora Estela Vázquez, donde tuvo como couch de pasarela a Melany Storony, a quien describe como “una bomba, súper regia y experta”.
“Hoy el modelaje es más un hobby, pero me encanta porque puedo ser yo misma y transmitir emociones. Siempre me meto en el personaje del vestuario sin perder mi esencia”, dice Lua, que se define como una artista soñadora, emocional y creyente.
Inspirada por películas como El diablo viste a la moda y fascinada por la energía de los desfiles argentinos, confiesa que sueña con participar algún día del BAFWEEK. “Me falta cancha, pero me encantaría”, admite entre risas.
Fuera del escenario, su vida es sencilla. No tiene muchos amigos, pero sí un compañero inseparable: su perro Batata, a quien considera su hijo y su sostén en los momentos difíciles. “Salgo a correr con él, me acompaña en todas mis locuras”, dice con ternura.
Hoy, Lua habla con paz interior y sin miedo a mostrarse tal cual es. “Soy cristiana, soy modelo, soy pecadora y soy débil, pero me siento amada”, asegura. Agradece al grupo @inf_fcp, al que llama su “segunda casa”, por ayudarla a encontrar un propósito que cambió su vida: “Antes decía creer en Dios, pero no sabía obedecerlo. Ahora entiendo que la llave de todo es el amor, y el amor es Cristo”.
