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Argentina | 18:31

Arquitecturas digitales

VIDEO | 7 de cada 10 empresas operan nubes “por accidente” y ahora deben rediseñarlas para integrar IA y proteger datos

El Cloud Readiness Report 2025 de Kyndryl revela que las organizaciones necesitan reconstruir sus entornos cloud para cumplir con normas de soberanía, responder a amenazas cibernéticas y soportar modelos de Inteligencia Artificial. La tendencia crece en sectores clave de la economía argentina.

Un nuevo informe global revela que la mayoría de las organizaciones opera entornos de nube construidos “por accidente” y ahora busca rediseñarlos para integrar IA, responder a regulaciones más estrictas y reforzar la ciberseguridad. La tendencia también gana terreno en sectores clave de la economía argentina.

La adopción de Inteligencia Artificial (IA) dejó de ser un ejercicio exploratorio para convertirse en un componente estructural de la operación empresarial. Sin embargo, ese avance pone en evidencia una tensión que muchas compañías no pueden ignorar: la necesidad de contar con arquitecturas de nube capaces de soportar modelos de IA, proteger datos sensibles y adaptarse a normativas que evolucionan con rapidez.

El recién publicado Cloud Readiness Report 2025 de Kyndryl, proveedor mundial de servicios de infraestructura tecnológica de misión crítica, expone con claridad este desafío.

Aunque la nube ya es un mercado global que supera los 700 mil millones de dólares, el 70 por ciento de los directores ejecutivos admite que su configuración actual se desarrolló “por accidente, no por diseño”. Aun así, y casi como reflejo de esa falta de planificación, las inversiones crecieron más del 30 por ciento en el último año.

En la Argentina, este patrón se replica en sectores como finanzas, energía, salud y retail, donde la adopción acelerada durante la pandemia dejó arquitecturas fragmentadas que ahora requieren ordenamiento para habilitar una integración segura de IA.

Soberanía de datos: una preocupación creciente

El estudio, basado en encuestas a más de 3700 líderes de 21 países, muestra que el 75 por ciento de los líderes globales expresa inquietud por los riesgos geopolíticos del almacenamiento de datos en nubes globales y el 65 por ciento ya modificó su estrategia debido a nuevas regulaciones de soberanía.

En el plano local, esta tendencia se acelera por tres factores:

  1. Mayores requerimientos de cumplimiento en sectores regulados (como servicios financieros y salud).
  2. Demanda de localización de datos impulsada por políticas regionales y acuerdos sectoriales.
  3. Interés en modelos híbridos que permitan tener información crítica dentro del país y aprovechar la elasticidad de la nube pública para el resto.

De manera paralela, mientras el 89 por ciento de los ejecutivos señala que la nube facilita el uso de la IA, el 35 por ciento reconoce dificultades para integrar sistemas, lo que limita el retorno de inversión. Esa brecha se vuelve particularmente relevante en la Argentina, donde las organizaciones deben equilibrar modernización y eficiencia de costos.

Por eso, empiezan a ganar tracción las infraestructuras especializadas -como las neonubes o entornos privados optimizados para cargas de trabajo con GPU- que permiten entrenar modelos en la nube pública pero ejecutarlos en entornos privados para reforzar la gobernanza.

El panorama se complejiza aún más con la aceleración de las amenazas cibernéticas. Según el informe, el 82 por ciento de las organizaciones sufrió incidentes de seguridad en el último año, lo que impulsó al 75 por ciento a invertir en soluciones de IA aplicadas a defensa digital.

En el contexto argentino, donde la superficie de ataque creció con la digitalización de servicios esenciales, la construcción de arquitecturas más resilientes se volvió una prioridad para bancos, utilities y organismos gubernamentales.

Así, la nube híbrida ya no aparece como una simple alternativa tecnológica, sino como un principio de diseño que define la competitividad futura.

En un país atravesado por tensiones económicas, regulatorias y de infraestructura, la clave no será acumular servicios en la nube, sino diseñarlos deliberadamente para que potencien la IA, protejan la información y mantengan a las empresas a la altura de un entorno global cada vez más exigente.

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