
Arte & Música | 20:21
Introspección artística
VIDEO | Jhosemaria De Niro y Tribeca New York Music juntos hacia el infinito
El artista internacional repasa su recorrido por múltiples idiomas, su vínculo con Tribeca New York Music y las razones detrás de su retiro de los escenarios.

El artista internacional repasa su trayectoria, sus múltiples idiomas y el vínculo con Tribeca New York Music, compañía con la que logró proyectarse al mundo. En diálogo con Agencia NOVA, Jhosemaria De Niro reflexiona sobre sus etapas creativas, su retiro de los escenarios y el sentido profundo de la música como forma de búsqueda interior.
Entre la nostalgia por los cafés-concerts europeos y la serenidad del estudio, el intérprete asegura que ya no necesita del “live”, sino de la emoción íntima que le ofrece grabar. “Soy como un pintor en su atelier”, resume.
—Esta nota sucede a una muy reciente en la que hablabas del Uruguay como Reserva Cultural del Río de la Plata. Hoy te convocamos porque sabemos de tus nuevas grabaciones que sorprenderán a propios y extraños. ¿Podemos saber algo más acerca de ellas?
—Tribeca New York Music, al principio de nuestro contrato, especificaba que debía grabar fundamentalmente en inglés. No se equivocaron, porque me permitieron llegar a un público internacional. El inglés es el latín de nuestro tiempo. Así son las cosas.
De vez en cuando grababa en francés, idioma en el que antaño registré muchas piezas viviendo en París; en castellano, porque mi carrera verdadera comenzó en España; en portugués, que estudié en mi adolescencia y me permitió tener aceptación en Brasil; y en italiano, en honor a que es parte esencial de mi cosmogonía.
—¿Has cantado siempre en tantos idiomas?
—Fundamentalmente en francés, castellano y portugués. En italiano lo hacía en forma casera, para mi madre y su familia.
Cuando me instalé en Europa, la necesidad de actuar en vivo me obligó a recorrer varios países, ya que mi obra grabada era insuficiente y su difusión muy escasa, excepto durante los dos primeros años en España, que ha sido extraordinariamente generosa conmigo.
—¿Cuándo convences a la compañía Tribeca New York Music de salir un poco del inglés en tu obra grabada?
—Como todo en este métier, los números juegan un rol importante. Ayudaron las buenas ventas, incluso de los álbumes más “crípticos” como la serie Classic. Es un público no masivo, pero numeroso y selecto.
Eso me dio autoridad para proponer un poco más de libertad contractual y decir: “Señores, ahora quiero recuperar viejas canciones de mi juventud de las que soy autor y compositor”.
No hubo grandes resistencias, aunque sí algunas dudas. La empresa compró toda la producción anterior a mi vínculo con ella. También vieron que en los viejos y un poco abandonados canales “A” de Jhosemaria De Niro y el de Bonnie Chasman, con grabaciones en vivo en Sydney, Australia, había muchas canciones antiguas en español y francés. Por eso comenzamos una tarea inspirada en experiencias pasadas que nos proyecta, como una sonda espacial, hacia el infinito.
—¿Cómo caracterizas este momento?
—Mi actividad podría dividirla en cuatro momentos:
a) El primero, cuando decidí profesionalizarme y abandonar todo lo anterior. Fue una etapa apasionada, sin rumbo claro, un momento de búsqueda.
b) El segundo, en Francia, donde definí un perfil sólido gracias al público que acudía masivamente a mis presentaciones, desde cafés-concerts hasta teatros y festivales como el de la Francofonía en Canadá.
c) El tercero, la incursión en el mundo anglófono, cantando en varias ciudades de Estados Unidos y finalmente en Nueva York, donde descubrí que cantar en inglés producía un impacto positivo en un público que no me conocía.
d) El cuarto, cuando firmé contrato con TNYM y mis grabaciones obtuvieron éxito y aprobación.
—¿Es entonces cuando te retiras de los escenarios?
—Así es. Confluyeron varias causas. Una fue la fatiga por haber librado una lucha descarnada durante años ante la indiferencia de muchas discográficas, algunas de las cuales luego ofrecieron comprar nuestro catálogo.
Después de grabar intensamente durante tanto tiempo, acumulamos un repertorio inmenso que a otros artistas les habría tomado años realizar. Lo hicimos entre 2016 y 2025. Una locura.
Sin embargo, aún nos faltaría mucho para completar la obra soñada: componer arreglos, reunir músicos, ensayar, grabar orquestaciones, mezclar, masterizar… Mi tiempo es limitado. Dicen que mi voz suena joven, pero ya no lo soy. Aprovecho el viento de cola y la salud, con sus altibajos.
Hoy no hay tiempo para actuaciones en vivo, ni merecen el esfuerzo. El espectáculo actual está dominado por efectos especiales, bailarinas, gritos y fuegos artificiales. No, muchas gracias: mi tiempo del live ha pasado. Es como un amor que dejó su huella, y nada más.
—¿Acaso no te atrae cantar en pequeños espacios intimistas?
—Espiritualmente ya no lo necesito. Lo hice muchos años. Ni siquiera canto en reuniones de amigos. Solo entro al estudio, donde crezco, me emociono y hago versiones que difícilmente serán superadas por mí mismo. En eso soy como un pintor en su atelier.
English version
—This article follows a recent one in which you spoke about Uruguay as the Cultural Reserve of the River Plate. We have called you today because we have heard about your new recordings, which are sure to surprise everyone. Can you tell us more about them?
—At the beginning of our contract with Tribeca New York Music, they specified that I was obliged to record mainly in English. They were right, as this has enabled me to reach an international audience. English is the Latin of our time. That’s just the way it is.
From time to time, however, I have made recordings in other languages: French, when I lived in Paris; Spanish, where my real career began in Spain; Portuguese, which I studied in my teens and which allowed me to connect with Brazilian audiences; and Italian, because it is an essential part of my cosmogony.
—Have you always sung in so many languages?
—Mainly French, Spanish and Portuguese. I sang in Italian at home for my mother and her family.
When I moved to Europe, I had to tour several countries to perform live because my recorded work was insufficient and its distribution was very limited, except for my first two years in Spain, which were extraordinarily generous to me.
—When did you convince Tribeca New York Music to stop using English in your recorded work?
—As with everything in this profession, numbers play an important role. Good sales helped, even for more “cryptic” albums such as the Classic series. Our audience is neither massive nor small, but quite large and select.
This gave me the authority to request a little more contractual freedom, saying: “Gentlemen, now I want to record some old songs from my youth that I wrote and composed.”
There was no major resistance, although there were some doubts. The company had purchased all the production prior to my association with it. They also noticed that the old, somewhat neglected YouTube channels of Jhosemaria De Niro and Bonnie Chasman (some recorded live in Sydney, Australia) contained many old songs in Spanish and French. That’s why we started a project inspired by past experiences that propels us, like a space probe, into infinity.
—How would you describe this moment?
—I could divide my career into four stages:
a) The first was my decision to turn professional, leaving behind everything I had done before. It was a passionate period without clear direction — a time of searching.
b) The second saw me establish a solid profile in France, supported by audiences who knew I had few recordings but came in large numbers to cafés-concerts, theatres and festivals like the Francophonie Festival in Canada.
c) The third was my foray into the English-speaking world, performing in several U.S. cities and finally in New York, where I discovered that singing in English had a positive impact on audiences unfamiliar with me.
d) The fourth began when I signed with TNYM and my recordings achieved success and acclaim.
—So, are you retiring from the stage?
—Yes. Several factors contributed. One was fatigue after years of struggling against the indifference of record companies, some of which later offered to buy our catalogue.
After years of intense recording, we ended up with an enormous body of work that would have taken others many years. We did it between 2016 and 2025 — a madness.
Still, there’s so much left to do: arranging, gathering musicians, rehearsing, recording, mixing, mastering. My time is limited. People say my voice sounds young, but I’m not. I must make the most of my remaining strength and health.
There is no time for live shows, nor are they worth the effort. Today’s concerts rely on special effects, dancers, screams, fireworks. No thank you — my live time is over. It’s like a love that left its mark, and nothing more.
—Don’t you enjoy singing in small, intimate venues?
—Spiritually, I no longer need it. I did it for many years. I don’t even sing at gatherings with friends. I just go into the studio, where I grow, feel emotion, and make versions that I can hardly surpass. In that sense, I’m like a painter in his studio.