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Despedida al mítico guitarrista
VIDEO | El último viaje del "Spaceman": adiós a Ace Frehley, leyenda inmortal de Kiss
El mítico guitarrista y fundador de Kiss falleció a los 74 años en Nueva Jersey. Ícono del “Spaceman”, dejó una huella indeleble con su estilo incendiario, su carisma y una vida marcada por la rebeldía, el arte y la redención.

El universo del rock se apagó un poco el 16 de octubre de 2025, cuando se confirmó la muerte de Ace Frehley, guitarrista fundador de Kiss, a los 74 años, en Morristown, Nueva Jersey. La noticia conmovió a millones de fanáticos en todo el mundo. Según informaron medios estadounidenses, Frehley murió por complicaciones derivadas de una caída en su estudio personal, ocurrida semanas atrás, que le provocó una lesión cerebral. Rodeado por su familia, el músico se despidió de la vida con la misma discreción con la que solía alejarse de los focos tras los shows.
Conocido por su caracterización como “The Spaceman”, Ace fue uno de los cuatro pilares originales de Kiss, junto a Gene Simmons, Paul Stanley y Peter Criss.
Nacido como Paul Daniel Frehley el 27 de abril de 1951 en el Bronx, Nueva York, creció en un entorno humilde, influenciado por el sonido crudo del rhythm and blues y los pioneros del rock como Chuck Berry y Jimi Hendrix. Desde adolescente mostró un talento natural para la guitarra eléctrica, pero también un espíritu rebelde que lo alejó de la escuela y lo acercó a los escenarios.
Cuando respondió a un aviso clasificado en el Village Voice en 1972, no imaginaba que ese encuentro con tres músicos neoyorquinos sería el punto de partida de una de las bandas más emblemáticas del siglo XX. Kiss debutó oficialmente en 1973, y la figura de Frehley se convirtió rápidamente en un ícono visual y musical: su maquillaje plateado y sus solos incendiarios lo transformaron en el alma eléctrica del grupo. Su personaje del “Spaceman” no fue casual; Ace siempre fue un apasionado por la ciencia ficción y el espacio. Su apodo, “Ace”, provenía de la adolescencia: sus amigos lo llamaban así por su facilidad para “ligar” con chicas, algo que luego él mismo tomaba con humor.
Durante los años 70, su virtuosismo se consolidó en álbumes legendarios como “Kiss” (1974), “Destroyer” (1976), “Love Gun” (1977) y el disco en vivo “Alive II” (1977). Temas como “Shock Me”, “Cold Gin” y “Rocket Ride” llevan su sello inconfundible. Particularmente, la canción “Shock Me” tiene detrás una anécdota impactante: en 1977, durante un show en Florida, Ace se electrocutó accidentalmente en el escenario. Aunque sobrevivió, ese susto lo marcó tanto que decidió convertir la experiencia en una canción, que más tarde sería considerada uno de los himnos más potentes del rock setentero.
Su primera etapa con Kiss terminó en 1982, después de grabar el disco “The Elder”, en medio de tensiones internas, excesos y diferencias creativas. Sin embargo, Frehley no se detuvo: su carrera solista arrancó con fuerza. En 1978, los cuatro miembros del grupo lanzaron discos en solitario; el álbum de Ace fue el más exitoso, impulsado por su versión del clásico “New York Groove”, una canción que aún hoy suena en los estadios y que lo conectaba directamente con sus raíces urbanas.
En los años siguientes formó su propia banda, Frehley’s Comet, con la que publicó discos como “Second Sighting” y “Trouble Walkin’”. Su sonido mantuvo la energía de sus días con Kiss, pero sumó un toque más personal, más humano. En los 90, mientras Kiss entraba en su etapa sin maquillaje, el mito de Ace crecía entre nuevas generaciones de guitarristas. Finalmente, en 1996, volvió a reunirse con Kiss para la gira del reencuentro, que batió récords de recaudación y emoción, reviviendo el fuego de los viejos tiempos.
Su legado va más allá de los solos o las ventas millonarias. Frehley fue uno de los primeros guitarristas en combinar pirotecnia, teatralidad y técnica, influenciando a artistas como Slash, Dimebag Darrell, Dave Grohl y Joe Satriani, quienes lo reconocieron públicamente como una inspiración. Slash, de Guns N’ Roses, dijo una vez: “La primera vez que vi a Ace con esa guitarra lanzando humo, supe que quería dedicarme a esto”.
No todo fue gloria. Frehley atravesó décadas marcadas por el alcohol y las drogas, lo que lo llevó a varios accidentes y a perder el rumbo durante un tiempo. Pero su espíritu resiliente lo ayudó a levantarse. En los años 2000, regresó sobrio, renovado y con una nueva energía. “Dejé el maquillaje, pero nunca dejé de soñar”, decía en entrevistas. En 2009 lanzó “Anomaly”, un disco que sorprendió a la crítica por su potencia, seguido por “Space Invader” (2014) y “Spaceman” (2018), un trabajo en el que recuperó su icónica identidad artística.
Más allá de la música, Ace era un personaje entrañable. Con humor ácido y una risa contagiosa, solía contar historias sobre los inicios de Kiss, como aquella vez que se durmió en el camarín minutos antes de salir a tocar en el Madison Square Garden, o cuando hizo explotar accidentalmente un amplificador durante una prueba de sonido. Para sus fans, esas anécdotas lo humanizaban aún más: era un genio imperfecto, un tipo que amaba el rock tanto como temía perderlo.
Su muerte fue lamentada por músicos y admiradores en todo el mundo. Gene Simmons y Paul Stanley lo despidieron con mensajes conmovedores: “Ace fue el corazón rebelde de Kiss. Sin él, nunca habríamos llegado al espacio”. En redes sociales, el hashtag #FarewellSpaceman se volvió tendencia mundial, con miles de fanáticos compartiendo fotos, portadas de discos y recuerdos de los conciertos que marcaron su juventud.
Hoy, la guitarra de Ace Frehley ya no suena sobre el escenario, pero su eco sigue vibrando entre los planetas del rock. En cada riff, en cada adolescente que aprende su primer solo, hay un poco de ese “Spaceman” que soñó con conquistar el cosmos a fuerza de acordes y fuego.
